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La capacidad de autoengañarnos es sublime. Tomemos el fenómeno de la "suspensión de la incredulidad". Nos pasa cuando estamos leyendo un libro, viendo una telenovela o alguna película donde sabemos a ciencia cierta que es un cuento, una actuación. Pero igual dejamos ese pensamiento a un lado y lo asumimos como real, tanto que sentimos muchas emociones distintas al disfrutarlo. Suspendemos la incredulidad para vivir la historia como si fuese real. Nos pasa todos los días, y lo disfrutamos. No sería extraño que muchas personas hicieran eso con los cuentos que les hicieron vivir desde su niñez.

Como siempre un gustazo leerte, Clemente.

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¿El subrayado en negrita es suyo o venía ya con el texto? (Perdón, es que no me gustan aunque sí me gustan los libros de segunda mano subrayados, pero no con boli)

Luego, también hay religiones sin dioses, entre ellas está el budismo, porque no puede creer en algo que no esté sujeto a la cadena de causas y efectos, algo inmutable que no muere, para el budismo eso no existe. Todo es impermanente, sujeto al cambio constante.

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